Hoy fui al zoo de Madrid para pasar el día y lo disfruté mucho, pero... he visto ciertos aspectos muy desagradables.
Podríamos decir metafóricamente (muy metafóricamente) que el zoo es como un museo, se basa en observar, deleitarse y aprender. Pero...¿qué pasa cuando la gente rompe reglas básicas por puro egoísmo?
Una de las normas básicas del zoo es que está prohibido fumar en TODO el recinto por muy al aire libre que esté, pues bien, la cantidad de gente que fuma al lado de las estancias de los animales es brutal y de vergüenza, ya que el tabaco es sumamente perjudicial para ellos. Otra de las normas básicas que piden en el recinto (y además está especificado) es que con ciertos animales: reptiles, koalas, animales marinos, etc...no se pueden realizar fotos con flash, y la gente...¿qué hace? pues venga....cuanto más flash mejor :D como a los pobres bichitos les gusta tanto...
Otro aspecto que me parece LAMENTABLE y para pegar una paliza a los que llevan a cabo tal acto, es la cantidad de personas que arrojan RESIDUOS al recinto particular de cada animal (botellas, colillas, restos de bolsas de plástico, cáscaras de comida e incluso GLOBOS). ¿Nadie se ha parado a pensar la gravedad de ensuciar inconscientemente el hábitat de estos animales?
Más cosas que llaman la atención son los niños pequeños que se desplazan en patines, patinetes o bicis por todo el recinto (y hablo de recintos cerrados como el acuario, la ruta de los gorilas o de los reptiles), además de una innumerable cantidad de carros de bebé que estaban VACÍOS, ya que los susodichos niños no los usaban en toda la tarde.
Añadimos a todo esto la gente (y aquí englobo a niños y adultos) que golpeaba los cristales de cada recinto particular, gritando y molestando a los animales, causando su malestar y su miedo.
Los niños, niños son, pero la responsabilidad de los padres de evitar que la conducta de su hijo diste de ser la correcta es inexistente, 0 de responsabilidad, y os pongo el caso más peligroso que he podido observar hoy:
Una zona concreta del zoo estaba destinada a animales de Madagascar, esta zona estaba reservada únicamente a la observación externa, con la posibilidad de una visita guiada fuera del horario habitual del zoo (evidentemente pagando). Este recinto ha sido remodelado para efectuar un pequeño recorrido en el cual se puede observar a los lémures de cerca, muy de cerca. en su comportamiento natural.
La idea aparentemente buena, sólo presenta tres condiciones: no tocar en ningún caso a los lémures porque podrían atacar (punto enfatizado por el cuidador), no darles nada de comer, y no gritar ni hacer ruidos fuertes.
Cuando hemos entrado, los lémures estaban francamente extrañados y tensos, muy incómodos (estos animales sólo han recibido en su recinto visitas muy puntuales), y bastante alerta ante cualquier movimiento que efectuaban los visitantes. Uno de ellos estaba en una zona muy próxima a nosotros, por mi parte he hecho una foto en absoluto silencio y me he alejado rápidamente, el resto de la gente se acercaba al animal dando palmas, gritando, acercando sus manos provocando el estrés del lémur. Éste por su parte, ha dado claras muestras de sentirse amenazado fijando la mirada, abriendo mucho los ojos y colocándose en una postura defensiva. Parecía que no iba a suceder nada cuando, al finalizar la ruta, hemos escuchado unos gritos estridentes procedentes del mismo lémur (una chica estaba hablándole de cerca haciendo aspavientos con la mano).
En este caso por fortuna no ha ocurrido nada pero, ¿y si hubiese atacado? La gracia de saltarse las normas puede costarle cara a cualquier persona.
Por último en cuanto a pasarse las normas por el forro del abrigo (por no ser más grosera) es la bonita iniciativa de los padres de decir a sus hijos que TRASPASEN LOS PERÍMETROS DE SEGURIDAD DELIMITADOS POR LAS VALLAS PARA VER "MEJOR" A LOS ANIMALES (imitando ellos mismos la conducta con la que predican claro está).
Este último punto me parece gravísimo, porque para empezar, cuando una zona específica de ciertos animales está delimitada por una distancia prudente, significa que ese animal puede llegar en determinados casos a alcanzar la distancia mínima que hay en la valla (como es el caso de la jirafa). Otros animales como los osos, los leones, los tigres, cuyo habitáculo tiene una distancia de unos 5-10 metros, están rodeados de unos fosos para evitar que dichos animales tengan la tentación de salir de su zona. Si un niño traspasa la valla y por un desgraciado descuido se cae en estos espacios ¿qué hacemos? (y no estoy siendo exagerada ni dramática, si queréis ver casos de gente que por hacer el tonto se ha caído a recintos de osos u otros animales, lo podéis encontrar en Youtube).
Otro punto a tener en cuenta es que algunas vallas (como la del elefante) están ELECTRIFICADAS, creo que no hace falta que os explique qué puede ocurrir.
Por muy mansos que puedan parecer los animales del zoo, por muy acostumbrados a la gente que puedan estar, no debemos olvidar que siguen siendo seres que ante nosotros muchas veces se sienten vulnerables, invadidos y amenazados.El comportamiento brusco de muchas personas puede ocasionar desde la reacción más simple como es el asustarse, hasta reacciones peores, que en este caso es defenderse. Los animales tienen sus instintos presentes y si se sienten amenazados, nos pueden llegar a atacar simplemente porque nos tienen miedo.
El zoo es un sitio de lo más bonito en el que podemos ver trocitos de diversos mundos a los que no podemos ir normalmente, no respetar estos espacios es de poca calidad humana y de una falta de integridad enorme, ya que muchos de los animales que allí se encuentran están en peligro de extinción. Si tenemos la oportunidad de observarlos, aprender de ellos, disfrutar de sus acciones y comportamientos, debemos aprovecharlo al máximo con una cosa muy simple llamada RESPETO.
La naturaleza es el mayor regalo que tenemos, el mundo nos enseña y nos muestra cosas que pueden llegar a emocionarnos así que...¿qué menos que cuidarlo?
Es muy fácil interactuar con un animal (sobretodo en el zoo), si nos acercamos con movimientos suaves, lentos, hablamos en un tono monocorde, tranquilo, y dejamos que el animal haga el resto se acercará a observarnos porque nosotros también somos una curiosidad para ellos.
Ya sabéis, respetemos, queramos y disfrutemos de los animales, ya que son uno de los aspectos más bonitos que nuestro mundo nos ha dado. Su bienestar también depende de nuestras acciones, de que cuidemos su medio y seamos conscientes de que también viven junto a nosotros, que por nosotros pueden perder un hogar, o incluso, pueden llegar a desaparecer.
Es muy sencillo convivir con nuestro mundo, sólo necesitamos colaborar, querer desinteresadamente, y olvidar un poquito nuestro egoísmo que tan feos nos hace a veces.
No lo olvidéis:
SOMOS TODOS PARA UN MUNDO Y UN MUNDO PARA TODOS.